El 17 de octubre, Día de la Lealtad Peronista, es una de las fechas más emblemáticas del calendario político argentino. Se conmemora la movilización de miles de trabajadores en 1945, que exigieron la liberación de Juan Domingo Perón, detenido por el gobierno militar de la época. Aquella jornada marcó un momento clave, consolidando al peronismo como un movimiento de masas con un fuerte arraigo popular, especialmente entre los sectores obreros. La imagen de los trabajadores con los pies en la fuente de Plaza de Mayo sigue siendo un símbolo del poder del pueblo cuando se organiza y reclama sus derechos.
Hoy, a casi 80 años de aquella histórica manifestación, la Argentina vive una coyuntura política distinta, pero no carente de similitudes. El país atraviesa una profunda crisis económica, con una creciente desigualdad, que afectan principalmente a los sectores más vulnerables. Los debates internos dentro del Partido Justicialista, evidenciados en la reciente disputa por el liderazgo, recuerdan las tensiones de antaño, cuando el peronismo debía consolidarse frente a diferentes corrientes internas y presiones externas.
Aunque el contexto histórico y político es diferente, los desafíos que enfrenta el peronismo hoy, como en 1945, giran en torno a la necesidad de articular una respuesta a las demandas sociales en un escenario de crisis. Así, el 17 de octubre sigue siendo una fecha para recordar el poder de la movilización popular y la importancia de la lealtad, no solo hacia un líder, sino hacia los principios de justicia social y defensa de los derechos de los trabajadores.
