abril 16, 2025
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El paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) el pasado jueves 10 de abril dejó un escenario dispar en la provincia de La Rioja. Mientras que en la capital provincial la adhesión fue notoria y la actividad se redujo drásticamente, en Chilecito la jornada se vivió con mayor normalidad y menor participación.


Si bien algunas instituciones como la Municipalidad y varias oficinas públicas adhirieron formalmente al paro —con el Concejo Deliberante abierto pero sin actividad—, en general la jornada no se tradujo en una paralización significativa. Las escuelas presentaron un ausentismo cercano al 95%, pero organismos nacionales como ANSES, PAMI y Correo funcionaron con normalidad. El transporte urbano se sumó al paro, aunque los bancos, pese a abrir sus puertas, no ofrecieron atención al público.

El movimiento en las calles fue fluido, y muchos comercios y servicios operaron normalmente.


En contraste, en la ciudad de La Rioja el impacto fue mucho más marcado. El transporte público de pasajeros no circuló, los bancos no atendieron, las escuelas mostraron un nivel de ausentismo elevado, y muchas oficinas públicas y privadas cerraron sus puertas. La ciudad vivió un jueves de escasa actividad, casi paralizada, reflejando un fuerte eco de la convocatoria nacional.


Más allá del número de gremios adheridos o del cierre parcial de instituciones, lo ocurrido en Chilecito genera dudas sobre la eficacia real del paro. ¿Fue una expresión de desinterés o una necesidad de priorizar el ingreso diario frente a la incertidumbre económica?


El paro general no puede analizarse en términos absolutos. Su alcance, impacto y sentido varían de acuerdo al territorio, al contexto socioeconómico y al entramado sindical y político de cada región. La jornada del 10 de abril fue, más que una protesta unificada, un mosaico de respuestas a un mismo conflicto.