Dos muertes masivas de ejemplares en dos puntos distintos de Argentina y un mismo compuesto utilizado para tal fin dieron cuenta de la situación de riesgo que corre el cóndor andino en Argentina, una de las especies emblemáticas de la cordillera.
Muertes masivas
La Fundación Bioandina lleva 474 rescates de cóndores en 33 años, además de 247 liberaciones.
En 2017, el hallazgo de 19 ejemplares muertos alrededor de una oveja en Jujuy encendió las alarmas. Desde la fundación hicieron estudios, que determinaron que el animal estaba cubierto con carbofurán, uno de los pesticidas más tóxicos. “Nos quedamos helados porque fue la primera vez que tuvimos una muerte masiva de esas características”, recuerda Jácome.
Sin embargo, el peor caso se dio en 2018 con 34 cóndores muertos en Los Molles, Mendoza. Los análisis arrojaron que también se usó carbofurán, por lo que el Senasa, ese mismo año, prohibió su elaboración, importación y fraccionamiento.
A raíz de ese hecho, la Fiscalía de Estado y el gobierno mendocino presentaron una demanda conjunta ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación contra cuatro empresas y cuatro personas. La causa penal sigue vigente.
Esto propulsó la creación de la Estrategia Nacional contra el Uso de Cebos Tóxicos (ENCT), sancionado de interés federal por resolución del Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) y al que suscribieron 14 provincias donde hay distribución del cóndor andino.
Los casos se fueron repitiendo en otras provincias de la Patagonia, con un caso emblemático reciente en Río Negro donde mataron a un cóndor reinsertado a su hábitat tras mucho trabajo, que bajó a comer una oveja cubierta con carbofurán y murió. Es por eso que desde el PCCA no solo buscan conservar a la especie, sino además que se sancione una ley de trazabilidad de agroquímicos.