LO QUE DEJÓ LA LLUVIA
“Al mal tiempo, buena cara”. A veces, en un intento por aguantar y enviar un mensaje optimista, se apaga cuando también se apaga esa voluntad y el espacio se llena de una verdad imparable. Entonces ahí nosotros también podemos hacer lo mismo, llover por dentro. Llorar hasta el fondo para limpiar todo lo que ya no sirve.
Luego de la incesante caída de agua que afectó a la ciudad de La Rioja, se destaparon varias y viejas falencias estructurales, económicas y sociales. Los sentimientos quedaron a flor de piel. En Capital el gobierno tuvo que evacuar numerosas familias y ubicarlas en establecimientos escolares. La lluvia dejó calles y viviendas inundadas, autos y motos arrasados por el agua y árboles caídos.
En el interior
varios ríos se desbordaron, y por este hecho la provincia fue noticia en medios
nacionales y pudo haber sido una tragedia, cuando un colectivo de la empresa
Facundo fue arrastrado por la creciente al intentar cruzar el Río de la Punta.
En Chilecito no fue
tan duro, pero, sin embargo, también trajo complicaciones en algunas zonas con calles
intransitables, olores nauseabundos por aguas servidas y falta de agua en
algunos distritos.
El secretario de
obras públicas de la Municipalidad explicó en algunos medios que "Las
lluvias han dañado las calles de tierra por lo que se está trabajando”. Pero no
tan sólo las calles de tierra en algunos barrios están dañadas. Los baches (de
vieja data) que hay cerca del casco céntrico de la ciudad, deja molesto a varios
ciudadanos por la ruptura de sus vehículos.
El gabinete
municipal se reunió inmediatamente, pero para mi sorpresa, no era por este tema
sino para confirmar la realización de los corsos. No deja de ser una alegría para
muchos, pero para invertir presupuesto…¿Hay prioridades?
Lo cierto es que el calor ya no se aguantaba más y se añoraba por un poco de lluvia. Pero creo que nunca imaginamos que iba a ser un aguacero y destapar tantas falencias. El tiempo está dejando de ser aquel que conocimos desde siempre. No es nuevo que las falencias estructurales vienen de vieja data y eran de por sí muy graves, pero el recurrente azote de la naturaleza no ha hecho más que hacerlos aún más visibles a nuestros ojos. Por ello se debe invertir más. Cuando la política sostiene, es redituable para la gente y para la dirigencia misma.
El aguacero que pasó por la Capital Riojana dejó su huella. El caudal de precipitaciones que normalmente se da en meses se dio en solo unas pocas horas, pero el clima dio tregua y se pudieron comenzar a realizar las tareas correspondientes para restablecer los servicios esenciales de agua y energía en los distintos sectores que se vieron afectados por el temporal.
Algo similar pasa en el plano político. Hay alertas de que se produzca una gran tormenta y arrase con todo.
Me llamó la atención lo que escribió un periodista a través de su red social, twitter: “La catástrofe de la lluvia le da la oportunidad al gobernador Ricardo Quintela para oxigenar su equipo en el Gobierno de La Rioja. Hay funcionarios que han cumplido 20 años en funciones y pasaron todos los gobiernos peronistas. Se viene un año complicado y el ingenio será clave”.
Las condiciones
climáticas no son las mejores, pero aun así hay que aventurarse, de ahí la
necesidad de ponerle buena cara al mal tiempo, echarle optimismo y esperar que
salga el sol.
La lluvia es capaz
de tomar todo un tiempo, el pasado, correrlo de su lugar y dejar a quien se
quede allí solo. Muchas veces cuando viene y se lleva puesto lo que encuentra a
su paso, también limpia, saca la mugre, lo que sobra, lo que ya no sirve.
ELEUTERIA
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