YA NO PUEDO VER TU SONRISA
Tenía ganas de escribir sobre cualquier cosa que no sea sobre este bicho innombrable, pero la realidad me lleva a pensar… ¿Qué le pasa al rostro detrás del barbijo? Ese, que cada vez que se me cruzaba podía verlo y saber si algo le pasaba, si estaba contento o triste, si era alguien del barrio, del trabajo o del colegio.
El barbijo vino a taparnos la sonrisa, en todos los
sentidos. Nos han cercenado la sonrisa, todos tenemos cara de tela o de
plástico.
En Chilecito sucedió lo que nadie quería. Cuando creíamos que este lunes podría de algún modo
volver algo a la “normalidad”, se dispararon los casos.
El ministro de salud de la Provincia explicó que las
camas en el hospital local, están ocupadas al cien por ciento en servicio de clínica médica y
terapia intensiva y el 30% de los médicos están contagiados y aislados.
En la búsqueda de consensos en estas horas, no
quisiera estar en el zapato de un intendente que no puede dibujar una sonrisa
en su cara con el objetivo de buscar equilibrio.
Integrantes de la Cámara de Comercio, comunicaron que
el día lunes toda la actividad comercial iba a abrir a excepción de gimnasios y
bares que quedaban a estudio, y que al anuncio lo haría formalmente el
Intendente el fin de semana.
Plantearon al ejecutivo municipal la necesidad
imperiosa de poder volver a trabajar con todo el protocolo riguroso que se
requiere y haciéndose cargo de cualquier consecuencia.
Por otro lado, un informe nacional mostraba que La
Rioja está en la lista de las 18 provincias afectadas por las nuevas
restricciones, sobre todo Chilecito.
La sonrisa de los comerciantes de terminar la fase 1 y
abrir sus locales, parece haberse derrumbado como un castillo de arena.
Y el derrumbe fue porque el sábado se agravó la
situación. Y sólo empezó a primar el hecho de pedir más responsabilidad y poner
la cabeza fría, aunque es muy comprensible, que ya NO DAN MAS.
La gente en las últimas horas a través de las redes
comenzó a pedir un hospital, y no solo una infraestructura edilicia, sino pide
profesionales idóneos y equipamiento necesario para que dicho personal se
desenvuelva.
Al rostro detrás del barbijo ya no le alcanza la
plata, tiene tristeza, tiene impotencia y enojo por la falta de solidaridad con
el otro.
Pero ¿Fracasó la cuarentena? (lo leí por ahí)
Fracasó la empatía, el compromiso con el otro, la conciencia social, la responsabilidad individual y colectiva”. La grieta ya no solo es con el otro sino con nosotros mismos y la realidad que rechazamos como ajena.
Todo el sábado Chilecito se convirtió en una sociedad
bloqueada. Es como si todos hubiéramos perdido la brújula navegando hacia
ninguna parte.
Todos esperan y apelan a que el poder político, tanto
nacional, provincial y municipal, generen el contexto necesario para que de
verdad, la sociedad empiece a creer y a tener esperanzas.
Leí en una editorial que “Esto es una guerra y no solo
contra un virus invisible, sino también contra la ignorancia, la insensatez, la
arrogancia, y sobre todo la falta de responsabilidad”, a lo cual estoy de
acuerdo.
ELEUTERIA
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