LO MARAVILLOSOS DE LA INCLUSIÓN ES QUE HAY LUGAR PARA TODOS
Tenemos la sensación de que para incluirnos a nosotros debemos sacar al otro, y lo maravilloso de incluir es que los espacios y las oportunidades sean para todos.
El termino Inclusión pertenece a un enfoque que pretende la aceptación de las diferencias, es decir de la diversidad entre las personas. Este término propone ver las diferencias individuales como algo positivo, mirando a las diferencias no como un problema, sino una oportunidad.
Dicho término surge, en el año 1990 en la UNESCO, en la Conferencia Internacional de Jomtiem (Tailandia) , como una propuesta vinculada a la idea de una educación para todos, dando respuesta a toda la diversidad dentro del sistema de educación formal. Más tarde, en el año 2006, es la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad la que utiliza nuevamente este término para referirse a otros ámbitos como el laboral y social de las personas con discapacidad. En la actualidad inclusión es usado en distintos colectivos y representa uno de los principales derechos humanos
Si analizamos el vocablo, Incluir implica sumar al otro desde su condición plena, sus capacidades y fortalezas, aceptando sus limitaciones y comprometiéndonos y acompañando desde la empatía y la solidaridad esa parte del camino que nos toque compartir.
Cuando pensamos la inclusión social los procesos de pensamiento son más complejos o más contradictorio, y eso nos lleva a tomar una postura o sentirnos identificados con algunos sectores que paradójicamente no representan nuestros intereses.
En los espacios educativos se genera una suerte de acompañamiento social hasta que empezamos a considerar si ese niño, niña o adolescente integrado en el aula de mi hijo, hija producirá algún retraso en el grupo o afectara de alguna manera el rendimiento académico.
Es necesario aclarar que el fin mismo de la educación inclusiva, que no representa solamente a las personas con discapacidad sino a toda la diversidad de la población escolar, es la inclusión social.
Ahora bien, los pensamientos no existen como actividades intelectuales puras, ya que siempre van de la mano de otros procesos mentales que tienen que ver con las emociones, emociones como miedo, incertidumbre, etc.
Esto último significa que los pensamientos siempre están “teñidos” por la emocionalidad, no son ajenos a los sentimientos y las emociones.
Cuando acciones concretas llevan a la implementación de prácticas inclusivas en lo social se genera una serie de emociones contradictorias y desde el relato, lenguaje mismo en la manifestación del pensamiento, seguimos líneas del pensamiento donde expresamos y polarizamos las opciones. Para que pueda crecer o ser reconocido mis derechos o reconocer mi esfuerzo y capacidad deben dejar de reconocer y apoyar a otros que no plantean las mismas necesidades que yo ni realidad pero sin conocerla ni vivenciarla considero que mi bienestar depende de la falta de apoyo o abandono de otro sector.
Convencidos de la finitud de los recursos, infinitos, salimos a convencer a otros que no hay lugar para todos y solo los que presentan mayores capacidades y competencias, en un modelo que no concibe otras fortalezas que no estén al servicio del mismo, merecen las oportunidades.
Pero todo esto que terminamos expresando en conversaciones de amigos, familiares, laborales, políticas, etc surgen desde la construcción de un pensamiento cargado de prejuicios y vivencias personales que me llevaron o indujeron a ubicarme en ese lugar.
Es muy difícil abandonar esas estructuras metales y es muy fácil adoptarlas.
El principio de universalidad viene a sumar un punto en común entre las concepciones que hasta ese momento se habían planteado.
Este habla de dignidad y derechos, donde todos tenemos espacio de aceptación, donde todos podemos acceder y sumar y ser tenidos en cuenta. Donde la capacidad de un ser humano no se valora por su intelecto o fortaleza física o poder adquisitivo. Brinda la posibilidad de aportar desde mi propia capacidad que es mucho más diversa y rica que las antes planteadas, donde se respeta mi pensamiento y condición y podemos convivir al lado sin que para el otro sea una amenaza o molestia.
Pero no nos engañemos, el que excluye, juzga y quiere solo espacios e inclusión para el no es un desconocido ni pertenece solo a una clase social acomodada, también mi par, familiar, mi amigo, mi compañero y hasta uno mismo se tentó con el pensamiento limitante de que mi bienestar depende de lo que no le aporten al otro.
Desde este espacio de reflexión surge la propuesta hacia los medios de comunicación como formadores de la opinión pública aportar significativamente a la inclusión en todos los sentidos ya que son estos, en alguna medida, los que influencian en la construcción social.
Lic. Daniela Agner
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